Juan Hernández tiene 68 años, pero como no está jubilado se la tiene que rebuscar para poder mantener a su familia. “Compro y vendo cosas usadas, hago fletes, junto chatarra… me la rebusco todos los días”, explicó. Entonces que ayer le hayan quemado dos de los vehículos que utilizaba para hacer esas actividades para él significó un gran perjuicio. “Tengo mucha bronca, he perdido mucho dinero, más de $100.000. Uno está todos los días trabajando, ¿para qué? Para nada…”, dijo ayer mientras miraba con lamento lo que quedó de un Rastrojero y una Fiat 125. Todo ocurrió minutos antes de las 5 de ayer. Los vehículos de Hernández estaban estacionados uno al lado de otro en la puerta de su casa, ubicada en el interior de la Villa Centenario, en Chimbas, sobre la calle Gobernador Izasa. A unos 100 metros de allí, a otro vecino también quisieron prenderle fuego su auto, un Dodge 1500, pero le avisaron a tiempo y pudo evitar daños mayores.
La Policía ayer fue hasta el lugar y entrevistó a las víctimas y los vecinos. No hay detenidos.
El trasfondo de los ataques ayer era un verdadero misterio. Hernández no dejaba de preguntarse qué pudo haber pasado. “Acá hay algo claro y es que ha sido intencional. Yo ando bien con todos, no le debo a nadie, al contrario, yo siempre hago favores. Es todo muy raro”, sostuvo. El consuelo que tenía era que no llegó a explotar el tubo de gas de la Fiat 125, “porque podría haber pasado cualquier cosa”. Para eso fue muy importante el rápido actuar de los vecinos, que no sólo se encargaron de avisarle del fuego para que corriera los otros vehículos, sino que también se quedaron para ayudarle a apagar las llamas.
El otro damnificado, Mario Monardez (47), dijo que tampoco sabe qué pasó. “Capaz es un maniático que se le dio por venir a prender fuego o puede ser que han venido a querer robar algo”, planteó. Al Dodge 1500 lo había comprado hacía poco y el día anterior había terminado de armarlo para ponerlo en funcionamiento. Al parecer, los atacantes fueron los mismos, puesto que ambos hechos ocurrieron con una diferencia casi de segundos, indicaron. “Yo no tengo problemas con nadie. Menos mal que me avisaron porque si no se me quema todo”, dijo Monardez mientras mostraba el ventilete de la puerta del conductor, que quedó destruido. Cree que por allí arrojaron algo para intentar quemar el auto. Eso no pasó gracias a que los vecinos de enfrente advirtieron cuando todo comenzaba y fueron a despertarlo.