A punto de cumplirse diez meses de la clausura de los cines argentinos por la pandemia, esta tarde del martes 12 de enero llegó una buena noticia para el sector: aprobaron el protocolo sanitario para la reapertura de las salas y complejos cinematográficos de todo el país.
Ahora sólo resta que el Poder Ejecutivo Nacional dicte el decreto para que una de las áreas más vapuleadas por la pandemia pueda retomar su actividad y empezar a recuperarse. Otra alternativa es que cada provincia solicite una excepción al decreto de prohibición vigente, como sucedió con los teatros.
Esa medida ya fue implementada por algunas provincias como Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Jujuy, Chubut y Santiago del Estero, donde algunos cines ya empezaron a funcionar con capacidad limitada.
El protocolo preveé el uso obligatorio de barbijo y la sanitización de las salas entre funciones.
“A partir de la convocatoria del Ministerio de Cultura de la Nación a través de la Secretaría de Desarrollo Cultural, las entidades, sindicatos y empresas representativas del Sector de Exhibición Cinematográfica proponen conjuntamente el siguiente Protocolo General, a fin de consignar las medidas de prevención necesarias para reanudar la actividad de las salas y complejos de salas de cine”.
Así arranca el documento de 28 páginas que elaboraron en conjunto las cámaras y sindicatos del sector junto con autoridades nacionales de salud, cultura y la Superintendencia de Riesgos del Ministerio de Trabajo.
Según indica el expediente, el desarrollo de la actividad será con aforo limitado. En principio, la asistencia no podrá superar el 50% de la capacidad de cada sala “o lo que determine cada Autoridad Jurisdiccional competente”.
Y agrega: “La posibilidad de incremento de este aforo dependerá de las condiciones epidemiológicas en las que se encuentre cada jurisdicción y conforme lo determine la Autoridad Sanitaria Nacional, Provincial y/o Municipal”.
Se explica que el uso de barbijo será obligatorio, y que los espectadores podrán sacárselo sólo para ingerir alimentos o bebidas, para volver a colocárselo después. También aclara que las salas serán higienizadas y sanitizadas antes y después de cada función.
Un punto clave del protocolo es el concepto de “burbujas sociales de recreación”, que se enfoca en los espectadores que asistirán en grupo a un cine. Esos grupos “no podrán ser superiores a seis personas y estarán conformadas por butacas contiguas. La distancia entre butacas ocupadas deberá ser de 1,5 metros a 2 metros, como mínimo”.
Luego profundiza: “Esto puede realizarse con un esquema de ocupación donde por cada butaca ocupada o butacas ocupadas por la burbuja social deberán dejarse dos butacas fijas libres a los lados de cada burbuja. También deberán estar libres las butacas que se encuentren inmediatamente adelante e inmediatamente detrás de cada butaca ocupada”.
El documento también establece que cada complejo o sala de cine está obligado a confeccionar un cronograma de funciones que “minimice la congestión de público asistente al ingreso y egreso, así como también que contemple lapsos suficientes para que el personal pueda llevar a cabo la adecuada limpieza y desinfección entre funciones”.
También aconseja abrir durante diez minutos -entre función y función- las puertas de entrada y las salidas de emergencia para ventilar las salas. Y que en caso de no poder realizar una ventilación natural, “se deberán realizar renovaciones por medio de inyección y extracción de aire forzada y/o complementar renovaciones con recirculaciones de aire por medio de un sistema de filtrado”.
Cabe recordar que, al igual que muchos sectores de la industria cultural, los ejecutivos y trabajadores (se calcula que son alrededor de unos 5 mil) de las salas de cine venían reclamando hace meses por un protocolo sanitario que habilitara nuevamente la actividad.
De hecho, el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público (SUTEP) convocó a una marcha este miércoles frente al Shopping Abasto, para seguir pidiendo por la reapertura de los cines.
Fuente: Clarín