El 16 de junio de 1955, la Armada Argentina intentó derrocar al presidente Juan Domingo Perón; era un preludio de lo que se concretaría tres meses después.
Aún faltaban tres meses para que se consumara el Golpe de Estado contra el presidente Juan Domingo Perón, pero era un preludio de lo que se avecinaba. El 16 de junio de 1955, la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, encabezó un ataque que tenía como objetivo asesinar al mandatario y a su gabinete para formar instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (dirigente de la UCR), Américo Ghioldi (dirigente del Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (del Partido Conservador).
La maniobra fue sobre las plazas de Mayo y Colón y sobre la franja de terreno que va desde el Ministerio de Ejército y la Casa Rosada, en el sureste, hasta la Secretaría de Comunicaciones (situada en la sede del Correo Central) y el Ministerio de Marina, en el noroeste. Por lo tanto, las bombas -fueron más de cien- que caían desde los aviones que sobrevolaban la Capital Federal alcanzaron a cientos de civiles.
El ataque aéreo se realizó en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40. La Casa Rosada, la Plaza de Mayo y sus adyacencias (donde se registró el mayor número de víctimas), el Departamento Central de Policía y la residencia presidencial (ubicada donde hoy está la Biblioteca Nacional) fueron los principales blancos del asalto; 29 bombas impactaron contra la Casa Rosada, de las cuales seis no estallaron.
Hubo más de 350 muertos y 1.200 heridos.
Fue el comienzo de un ciclo de autoritarismo, represión estatal y persecución política que tuvo su máxima expresión en la dictadura cívico-militar iniciada en marzo de 1976. Los lazos entre este golpe y el de 1976 están a la vista: los tres ayudantes del ministro de Marina, contralmirante Olivieri, máxima autoridad militar de los conspiradores, eran los capitanes de fragata Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes. Massera fue miembro de la Junta Militar que asaltó el poder en marzo de 1976; Mayorga estuvo involucrado en la Masacre de Trelew, en la que se asesinó a sangre fría a diecinueve prisioneros en la Base Almirante Zar de esa ciudad el 22 de agosto de 1972); y Montes se desempeñó como Canciller y como titular de la Fuerza de Tareas 3 de la Armada, y en cuanto tal fue jefe de la ESMA, durante la última dictadura cívico-militar.
Fracasado el golpe, muchos de los involucrados escaparon a Uruguay. Allí los recibió el capitán Carlos Guillermo Suárez Mason, prófugo de la Justicia argentina desde su participación en un levantamiento militar contra el presidente Perón en septiembre de 1951.
En la última dictadura, Suárez Mason sería comandante del Primer Cuerpo de Ejército y, como tal, máximo responsable de la represión en esa jurisdicción militar. Además, varios de los pilotos y tripulantes de aviones que escaparon del país serían más tarde acusados por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar, poniendo de relieve los vínculos entre los golpistas y criminales de 1955 y los de 1976.
En 2005, se inició una investigación sobre el hecho, y en 2008 se inauguró el primer monumento oficial en homenaje a las víctimas del Bombardeo, ubicado en las inmediaciones de la Plaza de Mayo. Un año después, se sancionó la ley 26.564, que otorgó el derecho a percibir indemnizaciones a las víctimas del ataque.