Se trata de un derivado de un conocido antibiótico que tiene efectos protectores sobre las neuronas que se ven afectadas por la enfermedad.
Especialistas del CONICET en Tucumán descubrieron que un derivado de la tetraciclina demeclociclina (DMC), un antibiótico para tratar múltiples infecciones, tiene efectos neuroprotectores sobre las neuronas dopaminérgicas que se ven afectadas en la enfermedad de Parkinson.
Para esta patología, descrita y caracterizada hace más de 200 años, no existe al día de hoy un fármaco capaz de detener o siquiera enlentecer el proceso de muerte neurona; sin embargo, una nueva molécula que se esta dando a conocer al mundo podría funcionar como un prometedor fármaco para ser estudiado en modelos animales.
La enfermedad de Parkinson es una patología de muerte neuronal progresiva que afecta al 1% de la población mayor a 65 años y, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, su prevalencia podría duplicarse en 2030.
Se caracteriza por la falta de producción de dopamina, una sustancia química en el cerebro responsable de ayudar a los movimientos del cuerpo y de regular el estado de ánimo de una persona; y afecta de manera diferente a cada paciente, pudiendo ser la evolución muy lenta en algunos casos y más rápida en otros.
No existen medicamentos para curarla, sino algunos solo de carácter paliativo que actúan aliviando los síntomas de la enfermedad. “Este contexto, naturalmente adverso, demanda que la comunidad científica desarrolle nuevas estrategias terapéuticas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y por consiguiente la de su grupo familiar“, expresan en una publicación del CONICET.
Para ello, un grupo de especialistas del Instituto de Investigación en Medicina Molecular y Celular Aplicada en Tucumán y del Instituto del Cerebro de Paris, en Francia, empezó a trabajar con la doxiciclina, un antibiótico de amplio espectro, que descubrieron era capaz de inhibir la muerte neuronal.
Sin embargo había una dificultad: su actividad antibiótica podría generar resistencia bacteriana. Fue entonces cuando este grupo junto a colegas de España se centraron en otro antibiótico de la familia de las tetraciclinas llamado demeclociclina.
A partir de entonces, lograron sintetizar una nueva molécula hasta antes desconocida en el mundo, un derivado de la demeclociclina llamado demeclociclina reducida, que en estudios in vitro no solo se demostró que tiene un efecto protector de las neuronas dopaminérgicas, sino que además no tiene actividad antibiótica. Los especialistas también comprobaron, en estudios in vitro, que esta molécula disminuye procesos inflamatorios que contribuyen al proceso neurodegenerativo de la Enfermedad de Parkinson.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista Cells, sugieren que puede ser un fármaco prometedor para el desarrollo de estudios preclínicos de la enfermedad en modelos animales. El siguiente paso será probar la seguridad y eficacia de la droga en ratones transgénicos que poseen características de la enfermedad y sólo después de esto podría ser candidata para ensayos en humanos.
“El camino es largo, pero dada la abundante evidencia del efecto neuroprotector de tetraciclinas, creemos que justifica seguir trabajando en esta dirección“, concluye Rodrigo Tomas-Grau, coautor del estudio y becario posdoctoral del CONICET