El 17 de febrero de 2016 Paula acudió a la guardia del Sanatorio San José, en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires, porque tenía dolores. El médico que la atendió le dijo que tenía un embarazo de cuatro semanas. Le recetó buscapina y paracetamol para que tomara cada seis horas, no le hizo ningún examen ginecológico, le dio el alta y le dijo: “Los dolores ya se te van a pasar”.
Pero, aunque hasta ese momento desconocía su estado, Paula tenía un embazado a término, de 36 semanas. Según informó Infobae.com, ella volvió a su casa al día siguiente, se acostó a dormir y a las 2.30 volvió a sentir los dolores abdominales cada vez más fuertes. Su mamá llamó al sanatorio para pedir una ambulancia y le dijeron que no tenían. Se comunicó con la obra social de su hija -del sindicato de pasteleros- y mientras reclamaba una urgente atención porque por los dolores su hija no podía caminar escuchó a Paula desde el baño: “¡Ya nació!”. La ambulancia llegó a las 4.30 y la trasladaron nuevamente al sanatorio San José. Paula, de 25 años, llegó a la clínica con su bebé atado al cordón umbilical. Estaba muerto.
Le dijeron que el bebé, de 3,600 kilogramos, había nacido muerto por doble circular de cordón y placenta. Por su muerte se inició una causa judicial que estuvo a cargo del juez de instrucción Alejandro Ferro. La investigación arrojó como resultado que el médico que atendió a Paula, Félix Lovato, no tenía matrícula: ahora es buscado y por el caso están acusados y en instancia de juicio oral y público por el delito de homicidio culposo Pablo Da Ponte, director médico del Sanatorio San José, y del jefe de Guardia, Luis Camputaro.
Paula declaró en la causa que nunca supo que estaba embarazada. Contó que tuvo todos los meses su ciclo menstrual, que no notó cambios en su cuerpo, siguió usando la misma ropa y tenía una vida normal. Dijo que había subido un poco de peso, lo que no le llamó la atención porque siempre le pasaba y porque había empezado a trabajar en una casa de comidas rápidas.
El director médico de la clínica Da Ponte, que sigue en el cargo, reconoció que la contratación de los médicos tenía su aprobación final pero a propuesta de cada jefe de área, ya que las tareas estaban delegadas. También sostuvo que había contrataciones excepcionales por vacantes momentáneas sobre todo en la guardia, donde en los cambios de turno los médicos avisaban que no podían ir. Explicó que en esos casos al reemplazante solo se le pedía documento de identidad, la matrícula y el seguro de praxis y que así trabajaban durante siete días hasta que toda la documentación fuera regularizada. Y que esa tarea quedaba a cargo del jefe del área.
Por su parte, el jefe de guardia Camputaro dijo que no tenía la facultad de contratar médicos y que esa tarea era de la Dirección Médica. Que él solo avalaba la documentación de quien se postulaba y que la elevaba a la Dirección.
En la causa consta que tanto Da Ponte como Camputaro conocían que Lovato o Lovat trabajaba en el sanatorio. Es porque Camputaro le envío a Da Ponte un mail en el que pedía autorización para pagarle a Lovato por las guardias que había hecho del 3 al 10 de febrero, siete días antes de atender a Paula. Da Ponte contestó que para eso necesitaba toda la documentación. Sin embargo, los investigadores judiciales no encontraron en la clínica ninguna documentación sobre Lovato. Tampoco en el registro de guardia la noche que atendió a Paula.
Ahora se espera que se fije la fecha del juicio oral mientras se busca dar con el falso médico.