En 2010 Kristine y Michael Barnett hicieron una adopción de emergencia de una nena nacida en Ucrania, Natalia, y les dijeron que tenía 6 años. Al principio todo parecía normal, pero después de una año comenzó el comportamiento extraño y los intentos de asesinato.
“Dibujaba y decía que quería matar a todos los miembros de la familia, enrollarlos en una sábana y ponerlos en el jardín”, contó Kristine, la madre adoptiva que también tenía otros hijos viviendo bajo el mismo techo y vivió una película de terror durante esos años: “Fue como estar en la película ‘La Huérfana'”.
“La vi poniendo lavandina en mi café y cuando le pregunté qué estaba haciendo me respondió: ‘Estoy tratando de envenenarte'”, reveló la madre y agregó que su hija, que supuestamente tenía 6 años, menstruaba, tenía dientes de adulto y nunca creció ni un centímetro.
De acuerdo a los relatos de la madre al Daily Mail, los médicos le dijeron que tenía una enfermedad psicológica severa que solo es diagnosticada en adultos. “Saltaba del auto en movimiento, dibujaba con sangre en el espejo y otras cosas inimaginables para una nena tan chiquita”, agregó.
Cuando la adoptaron sabían que tenía un problema de crecimiento que genera una estatura baja, problemas óseos y en la visión. La querían como a cualquiera de sus hijos biológicos. “Teníamos una vida privilegiada y sentí que teníamos la posibilidad de ayudar a otra persona”, recordó Kristine.
Un tiempo después de la adopción empezaron los problemas. De a ratos parecía que la pequeña no podía caminar, pero cuando ella quería podía hacerlo. Cuando la bañaron por primera vez descubrieron que tenía vello púbico: “Nos habían dicho que tenía 6 años, pero aparentemente ese dato estaba mal”.
A eso le sumaron que no jugaba con juguetes, siempre estaba rodeada de adolescentes y usaba vocabulario muy sofisticado para la edad que supuestamente tenía. Lo que tampoco entendían era por qué no podía describir su tierra natal y no tenía ni rastro de acento extranjero.
Para establecer su verdadera edad le hicieron estudios en los huesos y determinaron que tenía, al menos, 14 años. Pero cuanto más investigaban sobre su verdadera identidad, el comportamiento de Natalia iba empeorando.
En 2012 lograron que la Corte Suprema de Indianapolis corrija le edad de Natalia para que pudiera recibir el tratamiento psicológico correspondiente. Su fecha de nacimiento pasó a ser el 4 de septiembre de 1989.
A partir de ese momento, Natalia era responsable de sí misma. Sus padres le alquilaron un departamento y la ayudaron a tener toda la documentación que necesitaba. Se comunicaban diariamente con ella y colaboraron para que pueda hacer su vida adulta sola, como hicieron con todos sus hijos.
La familia se mudó a Canadá para acompañar a uno de sus hijos y Natalia dejó de comunicarse con ellos. Tiempo después, ella los denunció por abandono.
Para cuando la Policía hizo efectiva la denuncia, los Barnett se habían divorciado y apelaron diciendo que no la habían abandonado, que ya era un adulto. Sin embargo, la pareja fue detenida y tuvieron que pagar una fianza de unos 5000 dólares. El juicio sigue desarrollándose.