Un problema que ya venía afectando a los comerciantes cauceteros se agudizó ahora con las bajas ventas de los últimos meses. Y tiene que ver con la proliferación de vendedores ambulantes sobre la Diagonal Sarmiento, la principal arteria del departamento. La cuestión tiene tres visiones, que no coinciden entre sí. Por un lado los dueños de los negocios sostienen que son los más afectados porque la actividad callejera les quita clientes al poder vender a precios más baratos ya que no tienen que afrontar los gastos de alquiler de un local, impuestos, personal y servicios, como agua y gas. Los vendedores sostienen que es su medio de vida y que hasta le pagan al municipio por ejercer la actividad y desde la comuna dieron a conocer que algunos propietarios los autorizan a trabajar en la vereda y que abonan un canon por la tarea.
Los cierto es que el conflicto está lejos de solucionarse y, al contrario, puede llegar a profundizarse la semana próxima con las ventas para el Día de la Madre.
Los fines de semana, contando los viernes por la tarde y los sábados, suelen encontrarse hasta 80 vendedores instalados hasta con mesones en las veredas de la Diagonal, ofreciendo todo tipo de mercadería, desde ropa, zapatillas, cosméticos, bijouterie, relojes, anteojos para sol, sábanas y manteles, entre otros artículos, que también se comercializan en los comercios instalados. Incluso ayer por la mañana había unos 10 en distintos puntos.
Para tratar de encontrar una salida, los integrantes de la Cámara de Comercio de la Ciudad de Caucete, que preside Luis Agulles, le presentaron algunas semanas atrás una nota al intendente Julián Gil pidiendo que la comuna tomara “algún tipo de medidas sobre los puestos de venta que no pertenecen a ningún local comercial”, pero hasta ahora no obtuvieron respuesta. Como una salida, Agulles dijo que le propusieron al municipio que destine algún predio para que trabajen, pero que cesen con esta práctica que consideran desleal.
A modo de ejemplo, un local de unos 25 metros cuadrados paga un alquiler mensual de unos 20.000 pesos, a lo que hay que sumar la tasa municipal de comercio de unos 18.000 pesos al año, un empleado cuesta unos 40.000 pesos mensuales y entre monotributo e Ingresos Brutos deben desembolsar otros 10.000 pesos.
Una vendedora, que no se quiso identificar, dijo que es su modo de vida y que están autorizados por el municipio para trabajar en la calle. En ese sentido, Osvaldo Díaz, desde el área de Inspectores de Industria y Comercio de la municipalidad, explicó que hay unos 30 vendedores que pagan un canon de 280 pesos semanales para vender y que si el frentista los autoriza pueden ejercer su actividad. “Si algún comerciante no los quiere en su vereda nos avisa y lo sacamos”, dijo Díaz.
Oscar Agüero, desde el Sindicato de Empleados de Comercio de Caucete, sostuvo que están en contra de los vendedores callejeros porque la actividad atenta contra las fuentes de trabajo en los negocios legalmente establecidos.