El astronauta de la NASA Jon Andrew McBride, piloto en la misión STS-41G del Transbordador Espacial Challenger, llegó al país para incentivar a estudiantes de escuelas secundarias en carreras espaciales y “quizá encontrar al argentino que en el futuro viaje al espacio”, destacó hoy en una entrevista con Télam.
“Cuando llegué al espacio, en 1984, fue una de las experiencias más increíbles que viví: no estar limitado a la gravedad, flotar y ver a la Tierra desde allá arriba me aceleró el corazón al doble de la emoción”, describió McBride, jefe de astronautas del Kennedy Space Center Visitor Complex.
Un recorrido por el Universo en forma de película y una charla a estudiantes en temas de astronomía y astronáutica para despertar en las nuevas generaciones el deseo por los viajes espaciales, formaron parte de las actividades en las que participó hoy McBride en el Planetario Galileo Galilei, de la Ciudad de Buenos Aires.
“Vine a Argentina porque quería conocer el país y especialmente para hablar con los más jóvenes y entusiasmarlos no solo para que sigan en la escuela, sino para que se interesen por los temas espaciales y quizás un día, al igual que yo, ir al espacio”, remarcó en una entrevista con Télam, previa a una rueda de prensa general.
McBride fue parte de la la primera promoción de astronautas para los primeros transbordadores espaciales en 1978, y en julio de 1987 fue nombrado subdirector de la NASA a cargo de las relaciones con el Congreso de su país, en Washington.
Su visita al país forma parte de la celebración de los 50 años del primer alunizaje, que se cumplieron el pasado 20 de julio, una fecha que McBride manifestó recordar con “orgullo y privilegio de haber conocido a todos los astronautas que llegaron a la Luna”.
En su experiencia de charlas con chicos, contó que la pregunta que más le hacen es “cómo es estar en el espacio”, y señaló que “es un interrogante complejo que se puede responder en un minuto, o en horas y horas”.
“Sentir que uno puede flotar o moverse de un lado a otro con un mínimo esfuerzo es una experiencia inigualable”, sintetizó el hombre que permaneció ocho días y medio en el espacio en 1984, a la que calificó como una experiencia “fascinante en la que los lugares más atractivos que se ven desde arriba son las islas”.
Entre recomendaciones a los jóvenes que quieren ser astronautas, citó que “lo más importante no es solo seguir estudiando, donde la motivación familiar es fundamental, sino rendir lo máximo posible porque en un momento de selección de astronautas, en Argentina se va a elegir al que tenga mejor rendimiento académico”.
Para la NASA y el resto de agencias espaciales, describió, “mientras se tenga un mayor dominio de las matemáticas y ciencias son mayores las chances para ser elegido astronauta”.
“Yo viví todo lo que puede experimentar una persona en llegar al espacio, así que lo que me encantaría ahora es ser uno de los que vaya a Marte”, comentó.
En esa línea, explicó que sobre los próximos planes de la NASA, “están los de viajar a Marte, aunque antes se deben tomar decisiones sobre si el primer destino es la Luna y después el planeta rojo”.
“Otra opción es crear una estación espacial alrededor de la Tierra que nos sirva como puente para llegar ahí, así que hay decisiones por tomar. Pero es muy posible llegar a Marte, y eso depende exclusivamente del dinero”, resumió.
En cuanto al tiempo, “probablemente demoraría unos diez años desde el momento en que el presupuesto sea aprobado”.
Consultado sobre si alguna vez vio un objeto volador no identificado (OVNI), ya que también trabajó para la Armada de Estados Unidos y voló en 64 misiones de combate, respondió: “nunca vio algo que no haya podido explicar”.
Sin embargo, sobre la existencia de vida humana más allá de nuestro sistema solar, concluyó que “probablemente en alguna parte del universo exista y tal vez sean humanos que se estén haciendo la misma pregunta que desde la Tierra nos hacemos nosotros”.