El síndrome del niño sacudido es lo que diagnosticaron los médicos cuando le hicieron un estudio al pequeño, de 4 años, por el evidente enrojecimiento que notaron en sus ojos. Fue la prueba para reforzar la sospecha de que quizá esa fue la causa del infarto masivo cerebral que le descubrieron y que prácticamente lo condena a morir. Este examen se sumó a otro que ordenó el juez del caso, Guillermo Adárvez, para determinar si presentaba o no otro tipo de lesiones en su cuerpo, sobre todo en la zona genital. Ese mandato fue clave para descubrir que, además, la criatura había sido violada recientemente.
Y todos esos datos, estremecedores, inclinaron las sospechas hacia un único sujeto: su padrastro de 27 años, el último que estuvo con el niño antes de que manifestara los dañinos síntomas que le habían dejado el abuso y la violencia física que seguramente ejercieron sobre él para acallar su llanto.
Ese joven quedó preso la noche del martes y todo indica que deberá enfrentar cargos por violación y homicidio.
Los violentos ataques contra el menor habrían sucedido entre las 6 y las 9 de mañana del último lunes, cuando la madre del pequeño debió ausentarse para llevar a otro hijo al médico, dijeron fuentes judiciales.
Cuando la mujer volvió, al parecer, se topó con su hijo no en buenas condiciones. La abuela materna del menor dijo que su hija metió a bañar al niño y en esa misión fue que el chico se golpeó la cabeza. Agregó que luego salió a jugar, volvió y dijo que se quería acostar y no se levantó más.
Esa versión ahora está en duda, aunque algunos pesquisas no descartan que la madre hubiese bañado al niño cuando se defecó encima, les resulta extraño que no hubiera notado las lesiones que presentaba.
El menor ingresó alrededor de las 13,20 con un cuadro de salud muy complicado, al punto de que los médicos no le dieron prácticamente ninguna esperanza de supervivencia a sus familiares.
Ayer se esperaba que la madre del nene aprobara la donación de sus órganos, para después agilizar la realización de la autopsia que será clave para confirmar la existencia del delito sexual y la “mecánica homicida” que, se supone, emplearon tal vez para que se calmara.
Esos exámenes son fundamentales también para la suerte del único sospechoso que, por ahora, tiene la investigación por el conmocionante caso ocurrido en Chimbas.