Lo que debía ser la mejor fiesta de sus vidas, terminó siendo la peor de todas. Precisamente, fue el casamiento entre la pareja compuesta por Estefania Carrizo (25) y Mario Veragua (36). La fiesta estaba programada para este sábado y hacía tiempo habían contratado un servicio de lunch y de ornamentación, ofrecido por un sujeto identificado como Lucas Raúl Oro. No sólo que nunca cumplió con lo que prometido, sino que ahora desapareció de su vivienda.
¿En qué consistía el servicio que ofrecía? Según los propios damnificados, Oro se hacía cargo de la comida, la bebida y la ornamentación. Con respecto a la comida, tenía que haber sandwiches y empanadas para la recepción; parrilla libre y una copa de helado, para la cena; y en la madrugada, una pierna de ternera, acompañada de porciones de pizza. En cuanto a la bebida: Gancia y jugo “Bonanno”. Para reservarlo, tuvieron que pagar el 70% del servicio ($39.400) y el otro 30, cuando terminara el evento.
El día del casamiento no hubo comida. “No estaba ni la parrillada, ni el helado, ni nunca llegó la pierna de ternera, ni la pizza, ni las bebidas. Ni siquiera el hielo trajo. Tuvimos que ir a comprar algunas bebidas y algo de fiambre que lo cortamos en pedacitos y los pusimos en platos. La gente -por los 100 invitados- se miraba la cara, una vergüenza”, aseguró el marido.
Lo único que tenían era el salón, ubicado en la intersección de calles Tucumán y Oro, en Chimbas, las sillas y las mesas, pero porque lo alquilaron a otra persona. “Lo peor fue que este caradura -por Oro- volvió al evento para pedir dinero para comprar helado y otras cosas. Después, en la madrugada volvió para que le pagara el otro 30% para él pagarle a los mozos y al DJ. Nunca nos dio explicaciones por la comida y todo el servicio. Hasta nos mintió con que la pierna de ternera llegaba a las 5 de la mañana pero hasta esa hora teníamos el salón y eso lo sabía”, dijo Mario Veragua.
Terminada la noche, los afectados dijeron que ni siquiera le pagó a los mozos y a la gente de la música. “No tenían plata ni para moverse, les pude que dar mil pesos para que se fueran en un remis. No cobró ninguno y ellos no tenían la culpa”, afirmó el hombre.
Al otro día, el matrimonio fue a radicar la denuncia en la Comisaría 17ª ya que el presunto estafador no les atendió más y hasta los bloqueó de WhatsApp. Además, y según contaron los damnificados, el acusado utilizaba contratos de la empresa Luján, dedicada a la realización de eventos. “Hablamos con el dueño y nos dijo que ese hombre ya no pertenecía a la empresa. Ahora está fuera de la provincia pero cuando vuelva también lo va a denunciar”, dijo Mario.
Respecto de la última conversación que tuvieron, Mario contó que el presunto estafador les dijo que no lo denunciaran porque era de lo que vivía. También, fueron por su casa y ya no se encontraba allí. “Encima, hay otras personas que fueron estafadas por este hombre en Angaco y Pocito, no somos los primeros. Nos dijo que también trabaja de admnistrativo en un prestigioso colegio sanjuanino”, finalizó la víctima.