Primero dijo que su novia Cristina Iglesias (40) y su pequeña hija de 7 años se habían ido en auto con un conocido. Cuando los policías descubrieron que la casa había sido limpiada y detectaron restos de sangre en una habitación, un patio y rastros de arrastre de un cuerpo, cambió su versión y aseguró que a la mujer la habían matado por una deuda de drogas, a la niña para no dejar testigos y que a él le habían perdonado la vida pero lo obligaron a limpiar la escena del crimen. Sin embargo las cosas se le complicaron aún más el sábado, cuando encontraron los cuerpos enterrados en el fondo de la vivienda de la mujer en Monte Chingolo, partido de Lanus. Y más aún cuando un perro de la Policía de la raza weimaraner, “Bruno”, encaró directo hacia él luego de que le hicieron olfatear un trozo de la sábana que envolvía el cuerpo de la niña, asesinada a puñaladas igual que su mamá.
Sospechan que a la nena la mató a puntazos cuando dormía.
Ayer, ese sospechoso, Abel Romero (25) volvió a autoincriminarse formalmente ante el fiscal Jorge Grieco, aunque intentó mejorar su posición. Admitió que mató a la mujer, pero en medio de una desbordada situación pues habían consumido psicofármacos y marihuana.
También aseguró que discutieron porque la mujer quería tener sexo y él no, y que él sólo se defendió (le asestó al menos cinco puntazos) porque fue ella la que tomó un cuchillo para atacarlo. Además, precisó que mató a la niña porque se levantó y lloró al ver a su mamá tendida en el piso.
Romero había sido detenido el viernes por la noche porque deambulaba por Rafael Calzada, en plena violación de la cuarentena obligatoria.A pesar de su versión, quedó seriamente complicado, porque le atribuyeron un doble homicidio con tres agravantes: violencia de género y la relación de pareja con la mujer, y alevosía contra la niña pues los investigadores están convencidos de que la pequeña fue atacada cuando dormía: tenía signos de ahorcamiento y al menos tres puñaladas, indicaron. El delito que le atribuyen se castiga con perpetua.