Especialistas de un hospital veterinario advirtieron anomalías cardíacas graves y un deterioro profundo del estado de salud, en perros y gatos infectados con la variante británica de coronavirus.
En los últimos meses surgió en Reino Unido la nueva variante del coronavirus 20I / 501Y.V1, o simplemente B.1.1.7., que según los científicos que la estudian es hasta un 30% más mortal y un 70% más contagiosa.
Los investigadores del Ralph Veterinary Referral Center (RVRC) en Marlow, al sur del condado de Buckinghamshire, Inglaterra, reportaron los primeros casos de infección de perros y gatos domésticos por la variante británica B.1.1.7 del SARS-CoV-2.
En base a el estudio realizado advirtieron manifestaciones “atípicas” incluidas anomalías cardíacas graves y un deterioro profundo del estado de salud, en perros y gatos infectados con la variante británica.
“No queremos sembrar el pánico innecesariamente, especialmente porque en este momento tenemos una fuerte sospecha de transmisión de persona a mascota, pero no al revés, y no lo sabemos con certeza. Pero los veterinarios deben ser conscientes de esto para poder comenzar a realizar pruebas si sospechan un caso potencial de infección por Covid-19“.
Asimismo explicaron: “Además, descubrimos que muchos propietarios y cuidadores de estas mascotas habían desarrollado síntomas respiratorios de Covid-19 de 3 a 6 semanas antes de que sus mascotas se enfermaran y también habían dado positivo en la prueba de PCR para Covid-19“, sostuvieron.
Como antecedente, el 19 de marzo pasado los laboratorios del Instituto Zooprofiláctico Experimental de Piamonte Liguria y Valle d’Aosta (IZSPLV) anunciaron que identificaron el primer caso de la variante inglesa del SARS-CoV-2 (linaje B.1.1.7) en un gato.
Entre diciembre y febrero, Ferasin y sus colegas notaron un aumento en la proporción de perros y gatos ingresados en el RVRC con miocarditis (inflamación del músculo cardíaco). La cantidad de casos no fue enorme, solo 18 en total, pero fue casi 10 veces más de lo que el hospital de animales vería normalmente en la misma época del año.
Los animales desarrollaron síntomas de insuficiencia cardíaca, como letargo, falta de apetito, respiración rápida o falta de aire, así como arritmias graves que ponían en peligro la vida (latidos cardíacos irregulares). Dos de los casos incluyeron episodios de desmayos. Otras pruebas revelaron que tenían miocarditis.
De los 11 animales estudiados, dos gatos y un perro dieron positivo al virus en sus muestras rectales, y otros dos gatos y un perro tenían anticuerpos contra Sars-CoV-2 en la sangre. El doctor Ferasin cree que es posible que más hubieran dado positivo si estas pruebas se hubieran realizado antes.
Con la excepción de un gato, que finalmente tuvo que ser sacrificado, todos los animales se están recuperando bien después del tratamiento médico.