Algunos opinaban que el lugar no era el adecuado para la construcción de un horno de barro porque violaba las condiciones patrimoniales que envisten a la Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento, sin embargo la obra se hizo y ya empezó a entregar los primeros frutos. En el patio del sitio que vio nacer al prócer sanjuanino de las escuelas se realizó un amasijo que terminó en que una veintena de personas degustaran los panes caseros que salían de su interior.
El marco del evento fue la tercera edición de la Bienal Sur. La obra resignifica al artista Víctor Grippo, fallecido en el año 2002. “Un horno para dos mesas”, rezaba su legado. El artista había construido una estructura similar en la Plaza Roberto Arlt, Buenos Aires, en 1972.
Desde el Ministerio de Turismo y Cultura de la provincia destacaron que la obra “intenta hacer reflexionar sobre la alimentación en épocas de crisis y de las múltiples aristas que se desprenden de la reflexión en torno al rol de los seres humanos frente a la naturaleza”.