Fran Bubani habla de su proyecto de invesgtigación de impacto social y ambiental, así de como las dificultades adicionales a las que se enfrenta no solo por ser mujer sino también por ser trans.
Diez años hacen ya desde que en nuestro país celebrábamos la sanción de la Ley de Identidad de Género, un primer y gran paso hacia una sociedad más justa que le otorgó a toda persona el derecho que su identidad de género sea reconocida. ¿Cómo? Facilitando que esta pueda adecuar toda su documentación al sexo, imagen y nombre de pila que desee, sin necesidad de recurrir a la Justicia; dando, además, la posibilidad de acceder a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas para adecuar el cuerpo a la identidad autopercibida.
Fue así que un 23 de mayo de 2021 Argentina se volvía un lugar un poquito más amable y respetuoso de las identidades y expresiones de género de las personas. Sin embargo, todavía falta y, como con muchos de los derechos conquistados, a veces hay que seguir peleando por ellos.
Es el caso de Fran Bubani, Ingeniera Mecánica, investigadora y también la primera mujer trans en la Carrera del Investigador del CONICET. Tras presentarse a la convocatoria “Proyectos de Investigación Científica Tecnológica Aplicados” de la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación recibe la noticia de que su proyecto había sido rechazo porque para la Agencia, ella no es una mujer.
“Era requisito tener dos mujeres investigadoras en el grupo responsable (de un total de cuatro investigadores)”, explica la ingeniera. “Nos presentamos yo y una colega. La Agencia lo rechazó porque, como para la Agencia no soy una mujer, el proyecto no cumplió con el requisito de 50% de mujeres” (requisito que existía, justamente, por ser una convocatoria con perspectiva de género).
Se trata del proyecto de impacto social y ecológico titulado “Desarrollo de bombas de calor geotermicas basadas en materiales elastocalóricos: tecnología clave para mejorar la habitabilidad en zonas patagónicas”. El tema es así: en la Patagonia, en la zona de Bariloche específicamente (y probablemente en muchos otros lugares), el gas natural no llega a todos los domicilios, entonces hay mucha gente que tiene que usar garrafas o leña dado que ahí la calefacción en invierno ahí es esencial. La propuesta de ese proyecto es, justamente, desarrollar una manera alternativa para calefaccionar las casas que no necesite ningún tipo de gas ni combustible sino que lo haga a partir del aprovechamiento del calor que está en el suelo.
“En pocas palabras, la idea es sacar el calor del suelo y usarlo para calefaccionar las residencias”, explica. Se necesita una máquina para hacerlo, la famosa bomba de calor que funciona de una manera muy parecida a una heladera. Es, además, una tecnología novedosa que puede resultar en rendimientos muy altos, es decir, gastando muy poca energía eléctrica. “Es una necesidad concreta acá en la Patagonia y hay un impacto ambiental positivo, porque es una forma muy eficiente de calefaccionar que no libera carbono a la atmósfera. Atiende a una demanda social y tiene impacto ecológico”, agrega.
“Ahora, es tremendo porque realmente, ¿tiene que llegar hasta la presidencia? ¿Tienen que involucrarse las autoridades para que se reconozca que yo soy una mujer? ¿Esa es la realidad en la que estamos?”, reflexiona Bubani.
“Lo que plantearon, porque no quieren admitir que hubo discriminación por parte de la persona que evaluó los proyectos, es que tomaron como criterio el número de CUIL. Entonces cualquier persona que no tiene CUIL que empieza con 27, como es mi caso, no sería una mujer. Es un criterio discriminatorio porque un montón de mujeres trans, la gran mayoría, no temenos CUIL que empieza con 27″.
“Tengo el cambio de DNI, en el proyecto está claramente específicado quiénes somos las personas, cuál es el género de cada persona, y al fin y al cabo rebota. La única razón es porque soy trans. La reflexión para mí es esa, hace falta que se involucren las autoridades para que se reconozca que una mujer trans es una mujer”.
“Si además de mujer sos trans, las dificultades que tenés que encarar para sobrevivir pasan en primer lugar porque se reconozca que sos una mujer. El reconocimiento de la identidad de género es parte de las dificultades adicionales que tenemos que encarar las mujeres trans que nos dedicamos a la ciencia”, finaliza.
Denuncia pública, idas y vueltas, pedido de reconsideración, intervención del director de la agencia y disculpas mediante, le solucionaron el conflicto a Fran Bubani. “Intervinieron las autoridades y el proyecto fue admitido”, explica ella. “Efectivamente reconocieron que soy una mujer y que el proyecto es admisible, ahora lo van a mandar a evaluación, porque ni siquiera había sido evaluado”.