Del espontáneo auxilio vecinal de los orígenes a la organizada asistencia comunitaria de la actualidad, la tarea de los bomberos se basa en la solidaridad, la abnegación, el sacrificio y el desinterés.
El 2 de junio de 1884 se celebra en Argentina el Día Nacional del Bombero Voluntario porque ese día se fundó el primer cuartel de bomberos del país, en el barrio porteño de La Boca. Desde entonces se tomó esa fecha para reconocer a los miles de bomberos que día a día llevan a cabo esa noble tarea.
En 138 años, aquel primer cuartel de bomberos voluntarios, formado por los propios vecinos, se transformó en un cuerpo operativo y de reserva con 99 miembros -116 incluyendo perros de apoyo que colaboran en los rescates- y 7 unidades entre vehículos y autobombas.
A fines del siglo XIX un grupo de vecinos de la Boca decidieron reunirse para hacerle frente a su precaria realidad a la que se sumaba un peligro implacable que hasta el momento no tenía solución: los incendios. En aquel entonces ese barrio estaba asociado a la llegada de inmigrantes, cuyas malas condiciones de vida, hacinamiento e higiene, eran temas de recurrente preocupación.
La creación del primer cuartel de bomberos del país se originó en diciembre de 1883, cuando se desató un voraz incendio en Corti y Rivas, un reconocido comercio en lo que hoy es la avenida Almirante Brown, según le contó Pablo José Rey, desde comunicación y prensa de Bomberos Voluntarios de La Boca, a la Agencia Télam.
Entre el público que estaba mirando un joven de 20 años se destaca al grito de: “¡Adelante los que se animen, vamos apagar el incendio!“; fue entonces que se formó una cadena en la que hombres y mujeres portaban baldes con agua, que se llenaban en el río, para atacar el fuego. Ese joven, Oreste Liberti, “se había convertido en el improvisado jefe de ese grupo de bomberos“, explicó Rey.
Motivados por este suceso el 2 de junio de 1884, Tomás Liberti, padre del joven Oreste y de Atilio Liberti, organizó una reunión con un grupo de vecinos en su casa, donde decidieron organizarse para dar inicio a la iniciativa para la formación de la “Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de la Boca”.
Las oficinas se instalaron en una casilla de madera en la calle Necochea, entre Lamadrid y Pedro de Mendoza, y al frente se colocó un letrero que decía “Volere è potere”, cuyo significado es “Querer es poder“.
Varios meses después llegó la acción, un voraz incendio se desató en una gran fábrica de velas de Barracas al Sud (Avellaneda) y con apenas una bomba de mano y mucho entusiasmo los Bomberos Voluntarios de La Boca tuvieron su bautismo.
A lo largo del tiempo y tras la participación en decenas de incendios, la organización fue cobrando fuerza y relevancia en el barrio, contando con el apoyo de vecinos e instituciones barriales que colaboraban para consolidarse en un nuevo edificio ubicado en la calle Brandsen 567, donde hoy continúa funcionando el cuartel.
La semilla se ramificó en más de 1.000 cuarteles en todo el país con más de 40.000 bomberos que replicaron esa tarea. “La institución cumple 138 años prestando un servicio profesional todo el año, todo el día, de manera gratuita, voluntaria y siempre servicial“, sostuvo Rey, donde el lema ¡Querer es poder! perdura y sigue vigente.