De esta forma, cuando resta un día para el cierre del mes, en julio la entidad monetaria acumula un saldo positivo de US$ 400 millones.
El BCRA cerró hoy su participación en el mercado cambiario con compras netas por US$ 560 millones, el mayor volumen diario desde diciembre de 2016. De esta forma, cuando resta un día para el cierre del mes, en julio la entidad monetaria acumula un saldo positivo de US$ 400 millones.
La autoridad monetaria lleva comprados casi US$ 1.000 millones en los primeros tres días de la semana, luego de que el lunes entrara en vigencia una nueva normativa para el acceso al mercado de cambios de empresas importadoras, incluidas en la Comunicación “A” 7532.
La última vez que el BCRA había comprado un volumen se importancia fue el 27 de diciembre de 2016, cuando alcanzó los US$ 447 millones en una sola jornada en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).
Hoy, el dólar mayorista cerró a $ 124,84 para la compra y $ 125,04 a la venta por unidad, 17 centavos arriba del cierre del ayer, en una jornada en la que se negociaron US$ 685,70 millones en el segmento contado y US$ 1.232 millones en contratos a futuro negociados en el Rofex.
“La autoridad monetaria terminó el día con compras por algo más de US$ 560 millones, y el acumulado del mes se aproxima a los US$ 400 millones de compras netas en el mercado”, señaló Gustavo Quintana, analista de PR Cambios.
La normativa publicada el lunes por el BCRA establece que las importaciones de servicios y de bienes hasta ahora sujetos a licencias no automáticas se financien a 180 días, como venía sucediendo con la importación de insumos con licencias automáticas a partir de la categorización de SIMIs en A, B y C.
Sin embargo, la medida contempla la situación de las pymes al fijar límites de importación un 15% más altos a los registrados en 2021, siempre y cuando las importaciones hayan sido inferiores a US$ 1.000.000, lo que representa un incremento respecto del límite del 5% que estaba fijado actualmente.
También se amplió el listado de bienes que requieren financiamiento previo para acceder al mercado de cambios, en caso de tratarse de mercancías que compiten con producción nacional, para los cuales el acceso al mercado de cambios podrá darse a los 180 días, o a los 365 días en caso de considerarse bienes suntuarios.
Ayer, el presidente del BCRA, Miguel Pesce, aseguró que las medidas adoptadas “no establece restricciones a la importación sino mecanismos de pago” de una forma transitoria hasta el 1º de octubre, debido al impacto estacional de la compra de energía del exterior en el período invernal, que viene teniendo un aumento interanual del 200% y del 80% sólo en el precio, como efecto de la suba del precio de los hidrocarburos tras la invasión de Rusia a Ucrania.
En ese sentido, aseguro que las medidas “evitan que se vaya a una devaluación brusca”. “Siempre que el Banco Central tomó medidas como estas fue de manera exitosa y pudimos recomponer el balance cambiario y las reservas”, destacó.
Si bien el período entre marzo y julio son los meses del año de mayor ingreso de divisas al país por la cosecha del complejo sojero y agroexportador, de momento pudo acumular cerca de US$ 1.400 millones pese a que el compromiso de reservas del programa presentado ante el FMI es acumular US$ 5.800 millones a final del año. El dato cobra relevancia si se advierte que, en igual período en 2021, el BCRA había sumado casi US$ 6.400 millones.
La combinación de un menor volumen de exportación agrícola con un aumento en los precios internacionales -sobre todo los de la energía-, la reapertura de actividades ligadas al turismo y el pago de deudas financiera de empresas son claves para entender este fenómeno.
El objetivo del BCRA es revertir los resultados en las próximas semanas y aprovechar un probable aumento de las liquidaciones del agro, que se encuentran retrasadas.
De hecho, aunque los valores de exportación del agro alcanzaron valores récord en el primer cuatrimestre (casi US$ 11.100 millones contra US$ 9.755 millones de igual período en 2021), los volúmenes exportados se vieron reducidos al inicio de la cosecha gruesa por problemas logísticos en algunas zonas de la zona núcleo y conflictos gremiales.