El Gobierno acordó con bancos una suba de los límites de financiación en cuotas y en un pago.
El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció ayer un acuerdo con bancos para ampliar la capacidad de consumo de los tenedores de tarjetas de crédito. El anuncio, en resumidas cuentas, se concentra sobre dos puntos: se incrementan 30% los márgenes de compras en cuotas de tarjetas de créditos y 25% los márgenes de compras con tarjetas de crédito en un solo pago. Pero en un mercado en el que los bancos restringen cada vez más el crédito a mediano plazo, ¿qué alternativas existen para aprovechar esta nueva capacidad de compra? ¿Y qué riesgos hay que tener en cuenta?
A medida que la inflación recorta el poder adquisitivo de las familias, el recurso a la tarjeta de crédito para el consumo en cuotas se vuelve más común. Toda compra grande distinta a la cotidiana, desde ropa a electrodomésticos, que no se puede cubrir con los ingresos de un mes o que se opta por financiar para tratar de ganarle a la inflación va en dirección al pago en cuotas.
Pero al mismo tiempo, las condiciones financieras, las regulaciones que pesan sobre las tasas y las expectativas de inflación desancladas hacen que los bancos muestren poco interés en prestar dinero para esos mismos consumos.
Eso dio como resultado que los límites de financiamiento en cuotas y en un pago se hayan atrasado contra la inflación. Miles de familias se encuentran con que alcanzan más fácilmente el tope de crédito que les otorga su banco y que, en muchos casos, la entidad no está dispuesta a ampliar ese límite sin agregar un costo considerable (cambiar de paquete).
Así, por ejemplo, los consumidores tienen más dificultades para encontrar planes de cuotas a plazos relativamente largos. Por fuera del programa Ahora 12, los comercios optan -como mucho- por ofrecer tres cuotas sin interés o, en muy contados casos, seis. El “sin interés”, lógico, es un eufemismo. Los intereses están en línea con las tasas de mercado y se aplican. Si se termina pagando en tres cuotas fijas el mismo monto que figura en el precio de lista es porque los comercios aplican el costo de financiamiento al precio de lista. Esto es, la tasa ya está en el precio. Así se logra prestar sin interés en un mercado en el que la tasa de referencia está en el 97% nominal anual.
A quiénes alcanza la extensión de los límites
Según aclararon fuentes oficiales, los bancos públicos y los bancos de capital nacional se plegaron a la iniciativa oficial de extender los límites de financiamiento. Los bancos de capital extranjero no dieron todavía su respuesta. Así que ahí ya hay un punto que recorta el alcance de la ampliación.
Pero además, los bancos que adhieren aclararon que van a tener en cuenta el riesgo crediticio de cada cliente, con lo cual la ampliación de los límites se aplicará caso por caso.
Cómo funcionan las tasas “sin interés”
Los costos de financiarse están por las nubes. Fiserv fijó tan recientemente como el 19 de mayo pasado las tasas que cobra a los comercios por sus planes de cuotas y que los comercios cargan a los precios de sus productos. Los planes de 2 a 24 cuotas para las marcas Mastercard, Visa y Argencard parten de una tasa nominal anual del 132% a las compras en dos cuotas y llegan a una del 140% para los planes a 24 cuotas.
“Con una tasa que viene creciendo en los últimos meses, el crédito no tiene en cuenta la tasa actual sino la futura. Te tiene que cubrir eventuales subas de tasas futuras. La historia reciente te marca que subió 15 puntos muy rápido. Eso hace que las tasas que se cobran sean muy altas, y a eso le tenés que sumar el IVA que son 21 puntos”, explica Guillermo Barbero de First Capital Advisors.
Pero la tasa es sólo uno de los costos. Los hay administrativos, impuestos, seguros, etcétera. Y para tenerlos en cuenta lo que conviene mirar es el costo financiero total (CFT), que es el que se termina pagando. El CFT en este caso parte del 350,06% anual para las dos cuotas y llega al 793,56% para los planes a 24 cuotas. En caso de una emergencia o una compra que no se puede eludir, puede ser un recurso. Pero de ninguna manera es una forma de financiamiento conveniente.
Ante semejantes condiciones financieras, entonces, lo que hacen los comercios es incluir en sus cálculos el costo de las cuotas. Multiplican el valor del producto que venden por un “Factor de Venta financiada” y así llegan a un nuevo precio final. Fiserv lo explica con un ejemplo:
Ejemplo para calcular el costo Financiero de una venta con tarjeta de Entidad financiera en dos cuotas en pesos, plazo de pago dos días hábiles:
Venta en un solo pago de $1.000.
Factor Venta Financiada para 2 cuotas: 1,19623.
Se multiplica 1×2 y se lo divide por la cantidad de cuotas: $1.000 x 1,1962 = $1.196,20/2 = $598,104.
Su cliente va a pagar 2 cuotas de $598,105.
Así, un producto que vale $1.000 pasa tener un precio de lista de $1.196,21. Lo ofrecen a ese precio en un pago y al mismo en dos. De esa manera, logran vender en cuotas “sin interés”.
Planes Ahora 12
Los planes Ahora 12 gozan desde hace una semana de un recorte de nueve puntos porcentuales a su tasa de interés. Son, sin dudas, los planes más convenientes del mercado por su costo financiero bajo en comparación con el que ofrecen las tarjetas. Pero eso no quiere decir que sean nulos. Fuera de Ahora 12, el costo financiero total de financiarse en dos cuotas llega a 350,06% anual y al 793,56% en 24 cuotas.
La tasa nominal de los planes de hasta 24 cuotas pasaron del 81,75% al 72,75% anual, por debajo de la inflación que supera el 100%.
Sin embargo, el el Costo Financiero Total (CFT) eleva los intereses a un 140% anual. Un número relevante, aunque por debajo de los planes privados.
El problema con los planes Ahora es que no son fáciles de encontrar.
El costo financiero total de financiarse en cuotas por fuera de Ahora 12 supera el 360% anual
Según los especialistas, por un lado los bancos no lo impulsan porque la tasa no les resulta conveniente y, por el otro, los propios comercios tienen sus dudas con el sistema.
“Primero, que antes tenías un interés implícito en Ahora 12 que si bien lo redujeron no es menor. Seguramente vas a encontrar un recargo notable. Y hay una cuestión de costo para el comerciante. Más allá de que la tasa del Ahora sea negativa frente a la inflación, la rentabilidad del comerciante no crece a la par de la inflación”, dijo una fuente del sector comercial que prefirió no ser identificada.
“El negocio no es tan bueno para el banco y entonces no muestra interés en hacerlo”, agregó Barbero.
¿Qué hacer?
A la hora de recomendar opciones, los especialistas coinciden en que quien consiga financiarse con Ahora 12, debería aprovecharlo. Sobre todo en caso de no poder hacer el pago íntegro en efectivo. En caso de tener la alternativa de hacerlo en un pago, entonces, conviene comparar con precios al contado.
“Lo que es Ahora 12, ya es muy difícil de encontrar. En principio, quien lo encuentre debería usarlo” (Rombiola)
“Lo que es Ahora 12, ya es muy difícil de encontrar. En principio, quien lo encuentre debería usarlo”, dijo Nicolás Rombiola, socio fundador de la empresa FinTech iKiwi.
En segundo lugar, los planes de cuotas cortos de tarjetas de crédito también pueden ser una vía de financiarse válida. Otra vez, si el precio al contado no es menor.
“La clave para saber si conviene es comparar con los precios para el mismo bien en otros negocios. Porque es claro que es conveniente pagar en tres cuotas si el precio final es el mismo. Pero lo que hay que comparar es las tres cuotas de $40.000 contra los $90.000 de precio al contado al que te lo ofrecen en otro negocio”, dijo Barbero.
Una herramienta útil para calcular si conviene comprar en cuotas o al contado está alojada en la web infleta.com.ar. Incorporando datos como la inflación mensual esperada y el costo financiado y al contado de un producto, se puede conocer qué es mejor.
Ahora, lo último a tener en cuenta es el riesgo.
“Una ampliación del 30% a la capacidad de compra es una ampliación al endeudamiento. El riesgo está ahí, sobre todo para quienes están teniendo dificultades para pagar los resúmenes de tarjeta. Van a quedar más expuestos y, en ese sentido, no es del todo conveniente”, dijo Rombiola.
“Va a subir hasta el pago mínimo, porque el pago mínimo depende del capital. Y aunque no es conveniente pagar el mínimo, hasta hacer eso va a ser más caro”, concluyó.