Se sumaron a esa condición cerca de 400.000 personas durante el primer semestre del año producto de la inflación especialmente en los alimentos. La tasa de pobreza en Mendoza es de 41,8% con un leve aumento de 0,1 puntos.
Más de 18,4 millones de personas se encontraban sumidos en la pobreza al cierre del primer semestre de este año en la Argentina, según datos informados hoy por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
De ese total 4.200.000 son indigentes, lo que equivale a decir que no cubren las necesidades básicas de alimentación.
La cantidad de pobres se incrementó en 400.000 personas entre enero y junio, mientras que la de indigentes aumentó en 500.000 personas.
Estas cifras corresponden a una tasa de pobreza de 40,1% (contra 39,2% de fines de 2022) y de 9,3% de indigencia (contra 8,1%), de acuerdo a la estimación del órgano estadístico.
Los datos se tornan más crudos aun cuando se desagrega por edades ya que el 56.2% de los chicos entre 0 y 14 años están en la pobreza, mientras que se encuentran en esa condición el 46,8% de los jóvenes entre 15 y 29 años.
El INDEC informó esta tarde las evaluaciones al 30 de junio respondiendo a su calendario habitual, porque la elaboración de este indicador tiene un rezago de casi tres meses.
En consecuencia, las cifras que se conocieron no reflejan el deterioro que produjo la devaluación y la estampida de precios luego de las elecciones PASO del 14 de agosto.
Este golpe a las condiciones de vida de la población está íntimamente ligado a la debacle económica y en especial a la suba de precios en los alimentos.
En los primeros seis meses del año la inflación general fue de 50,7%, amortiguada por la decisión gubernamental de acotar los ajustes en las tarifas de los servicios de energía, agua y transporte.
Pero en ese mismo período los alimentos registraron aumentos superiores al 55% que empeoraron la situación de las familias de más bajos ingresos.
De acuerdo a los mismos datos oficiales del INDEC al cierre del primer semestre una familia tipo necesitaba $ 232.426 para no ser pobre y $ 104.227 para no caer en la indigencia.
La inflación de julio y agosto llevó a que la misma canasta básica para eludir la pobreza subiera a $ 284.686, que equivale a 22,5%. En el caso de la indigencia se incrementó a $ 130.590, con un avance de 25,2%.
Dado que los ingresos no aumentaron en similares porcentajes, cabe suponer un deterioro aún mayor de las condiciones sociales en los últimos 60 días.
De allí que el ministro de Economía y candidato a presidente, Sergio Massa, lanzó una batería de medidas para mejorar los ingresos de la población. Pero el ritmo inflacionario sigue sin atenuarse y sumaría entre agosto y septiembre cerca de un 24%, licuando la asistencia que fue otorgada.
Cabe apuntar que durante el primer semestre del año la economía sufrió los efectos de la sequía que deprimió la actividad y complicó el nivel de ingresos.
Los propios datos del INDEC dan cuenta de una caída del PBI del orden de 1,9% acumulado, comparando con el mismo período de 2022. Este panorama se mantiene en la segunda parte del año y las consultoras privadas estiman que la contracción llegará al 3%.
El sector que más han sentido este impacto es el agro y toda la cadena asociada, que de acuerdo a las cifras oficiales tuvo un deterioro de 40% en su nivel de actividad y generó que el país perdiera ingresos por U$S 20.000 millones lo cual impactó en todas las variables macroeconómicas. A su vez, la industria cae 3,6% y la construcción apenas se mantiene a flote.
Si bien en este escenario el empleo se mantuvo entorno al 6,2%, la contracara fue que el ajuste se hizo a través de una pérdida del poder de compra de los salarios que hundió en la pobreza a los trabajadores. Además aumentó la cantidad de monotributistas y empleados públicos, pero con ingresos en muchos casos insuficientes para nutrirse de bienes y servicios básicos.
Cuando se analiza el estudio por regiones, el norte del país sigue siendo la zona con mayor nivel de pobreza, aunque registró mejoras con relación al fin de 2022. En el NEA afecta al 42% (contra 43,6%), mientras que en el NOA a 41% (contra 43,1%).
En la región de Cuyo se ubicó en 40,7% (frente a 39,6%) y en la región Pampeana en 36,8% (contra 36,3%). Por su parte, en la Patagonia, el 33,2% de la población es pobre (contra 34,7%).
En tanto, el AMBA fue la región más afectada ya que la pobreza subió a 41,4% con un salto de 1,9 puntos, producto de un aumento a 47% en los partidos del Gran Buenos Aires. En CABA el 17,3% de los habitantes no cubre necesidades básicas.
La tasa de pobreza en Córdoba es de (39,1) con una leve baja en el semestre de 0,4 puntos.
La tasa de pobreza en Mendoza es de 41,8% con un leve aumento de 0,1 puntos.
La tasa de pobreza en Viedma-Carmen de Patagones es de 43,7% con un fuerte aumento de 7,5 puntos.
En el total del país, las ciudades con peor situación social son Resistencia (60,3%), Concordia (58,3%) y el AMBA (47,3%).