l 20 de julio de 2012, en vísperas del estreno de “Batman: El Caballero de la Noche Asciende” (The Dark Knight Rises, 2012), más precisamente durante una de las funciones de trasnoche, James Eagan Holmes entró en un complejo de cines de Aurora (Colorado), y con su pelo teñido de verde, su mote de ‘Joker’ y su uniforme táctico, comenzó a disparar contra la audiencia, resultando en la muerte de doce personas y setenta heridos, 58 de ellos a causa de diferentes armas de fuego. El hecho causó consternación y se sumó a una larga (demasiado larga) lista de hechos violentos que, lamentablemente, ocurren con frecuencia en los Estados Unidos, en gran parte, debido a su falta de legislación en estos asuntos que chocan constantemente con la Segunda Enmienda (derecho a poseer armas).
El “tiroteo de Aurora” fue el segundo más mortífero en la historia del estado después de la masacre en la Columbine High School, en 1999, donde fallecieron 82 personas. Este suceso, y la importancia de dicha regulación, quedaron plasmado en el oscarizado documental “Bowling for Columbine: Un País en Armas” (Bowling for Columbine, 2002) de Michael Moore pero, como se imaginarán, la denuncia no surtió tanto efecto. Veinte años después, estas noticias siguen siendo una moneda corriente en los titulares del país del Norte y la culpa siempre parece ser de ‘algo más’: el heavy metal, los videojuegos, el villano de una película… Claro que hay alguien con serios problemas jalando los gatillos, pero que el acceso a las armas sea tan factible y sencillo, ESE, es el verdadero tópico de la discusión.
Volviendo a Aurora y sus repercusiones, más allá del miedo a que estos ataques se repitan y la baja en los cines por varias semanas, nadie salió a culpar a la película de Christopher Nolan. Entonces, ¿por qué tanto revuelo con “Guasón” (Joker, 2019)? El film de Todd Phillips, ganador en el Festival de Cine de Venecia, todavía no llegó a las salas del mundo y ya generó varias controversias… obviamente, por parte de gente que aún no lo vio. Por un lado, el retrato de las enfermedades mentales y, por el otro, el efecto que puede generar su violencia.
Esta discusión parece eterna y hasta carece de sentido si pensamos en la infinidad de películas (series, videojuegos) que se agarran de este efectismo como espectáculo. En el caso del Joker la cuestión va por otro lado, ya que el personaje interpretado por Joaquin Phoenix se nos presenta como un agente anárquico que se opone a los sectores más conservadores del sistema (los poderosos), esos mismos que le dieron la espalda y lo sumergieron, como a tantos otros, en la marginalidad y la miseria. Su forma de combatirlos es a través de la violencia. Y no tan así, ya que la lectura es clara para aquellos dispuestos a no glorificarlo/a. Por supuesto que el film no lo hace, ni convierte a su protagonista en un héroe digno de nuestra empatía; pero también sabemos que hay gente dando vueltas por ahí exhibiendo con orgullo sus tatuajes de Heisenberg.
De esta manera, se entiende la consternación por parte de los familiares y amigos de las víctimas de Aurora, preocupados por lo que esta provocativa historia pueda generar. Ojo, no están llamando al boicot, ni mucho menos, sino que aprovechan la posibilidad para sumar a los ejecutivos del estudio a su causa, para que tomen acciones en la lucha a favor de la reforma de la ley de portación de armas en Norteamérica.
“Cuando supimos que Warner Bros. estaba lanzando una película llamada ‘Joker’, que presenta al personaje como protagonista con una historia de origen comprensiva, nos detuvimos a pensar. Queremos dejar en claro que respaldamos su derecho a la libertad de discurso y libertad de expresión. Pero como cualquiera que haya visto una película comiquera: con un gran poder viene una gran responsabilidad. Es por eso que le pedimos que usen su plataforma e influencia masivas para unirse a nosotros en nuestra lucha para construir comunidades más seguras con menos armas. Durante las últimas semanas, grandes empleadores estadounidenses, desde Walmart hasta CVS, han anunciado que van a apoyarse en la seguridad de las armas. Les pedimos que sean parte del coro creciente de líderes corporativos que entienden que tienen la responsabilidad social de mantenernos a salvo a todos. Específicamente, les pedimos que hagan lo siguiente:
– Poner fin a las contribuciones políticas s candidatos que toman dinero de la NRA y votan en contra de la reforma de armas. Estos legisladores, literalmente, están poniendo en peligro a sus clientes y empleados.
– Usen su influencia política y su influencia en el Congreso para presionar activamente por la reforma de armas. Mantener a todos seguros debería ser una prioridad corporativa principal para Warner Brothers.
– Ayudar a financiar fondos de sobrevivientes y programas de intervención de violencia armada para ayudar a los sobrevivientes de la violencia armada y reducir la violencia armada diaria en las comunidades a las que sirve”.
Así reza la carta abierta que enviaron los familiares y amigos de las víctimas. Alguien podrá decir que WB (o ningún estudio) no tiene ninguna responsabilidad social al respecto, pero que se dé esta conversación en una realidad donde los gobernantes no parecen hacer mucho, ya es un punto favorable. Nadie puede asegurar que “Guasón” va a inspirar esas mismas malas conductas de las que se hace eco su trama, pero poner la discusión en la mesa ya es el primer paso para la prevención. Igualmente, la película (¿por respeto?) no va a exhibirse en el complejo de cines de Aurora donde ocurrió la tragedia.
Por su parte, tanto Phillips como Phoenix, quisieron dejar su parecer bien claro: “Creo que la mayoría de nosotros puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Y aquellos que no, son capaces de interpretar cualquier cosa de la manera que deseen. La gente malinterpreta las letras de las canciones. Interpretan mal los pasajes de los libros. Así que no creo que sea responsabilidad de un cineasta enseñar al público la moralidad o la diferencia entre lo correcto o lo incorrecto. Quiero decir, para mí, creo que eso es obvio… Creo que si tienes a alguien con ese nivel de perturbación emocional, puede encontrar combustible en cualquier lugar. Simplemente no creo que pueda funcionar de esa manera”.
Warner Bros. tampoco tardó en emitir un comunicado en respuesta directa a la misiva: “La violencia armada en nuestra sociedad es un tema crítico, y extendemos nuestra más profunda simpatía a todas las víctimas y familias afectados por estas tragedias. Nuestra empresa tiene una larga historia de donaciones a víctimas de violencia, incluida las de Aurora, y en las últimas semanas, nuestra casa matriz se unió a otros líderes empresariales para pedir a los responsables políticos que promulguen leyes bipartidistas para abordar esta epidemia. Al mismo tiempo, Warner Bros. cree que una de las funciones de la narración es provocar conversaciones difíciles sobre temas complejos. No se equivoquen: ni el ficticio Joker ni la película respaldan la violencia del mundo real de ningún tipo. No es la intención del film, ni de los cineastas o el estudio mostrar a este personaje como un héroe”.
“Creo que la mayoría de nosotros puede distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Y aquellos que no, son capaces de interpretar cualquier cosa de la manera que deseen. La gente malinterpreta las letras de las canciones. Interpretan mal los pasajes de los libros. Así que no creo que sea responsabilidad de un cineasta enseñar al público la moralidad o la diferencia entre lo correcto o lo incorrecto”, Todd Phillips
Entendemos que unas palabras no pueden calmar el dolor ni resolver el problema de raíz. Y tampoco debería hacerlo ya que, al fin y al cabo, no es la función del arte. Pero hoy vivimos en un mundo bastante complejo que necesita un poco más de empatía -algunos querrán creer que es corrección política- cuando se trata de ciertas cuestiones (la violencia por armas, la violencia de género, la xenofobia, la homofobia, etc.), y la cultura y sus productos, además de provocar, también puede ser el mejor canal para el análisis y la reflexión, incluso uno que llegue a la gente de manera masiva.
Desde su primera aparición en 1940, el Joker se nos presentó como un villano psicópata (y sociópata) sin ninguna moral. Su único propósito es el caos, un personaje con el que se nos hace imposible relacionarnos (salvo que ustedes tengan serios problemas). Algo que no va a cambiar con “Guasón”, entonces, ¿por qué empezar a preocuparnos ahora?