Dos grandes empresas de consumo masivo anunciaron esta semana en 162 despidos en total, que atribuyeron a la caída de ventas de los últimos años.
Arisco, subsidiaria de Unilever, comunicó el cierre de la planta de La Rioja, en la que elaboraba mostaza, ketchup y salsas. Cesará a 120 personas.
“La industria alimenticia está atravesando un periodo de estancamiento desde hace varios años debido a la caída generalizada del volumen de producción, como consecunecia de la desaceleración local en los niveles de consumo”, justificó Arisco en un comunicado.
“La compañía históricamente ha buscado alternativas ante contextos adversos. Esta es una medida de última instancia que se toma con suma responsabilidad luego de haber analizado y agotado todos los cambios y adaptaciones en otros aspectos de la operación”, agregó.
“La empresa garantiza el pago del 100% de las indemnizaciones acorde a lo establecido por ley y se atenderán situaciones particulares de los trabajadores afectados y el acuerdo de un paquete con beneficios adicionales”, finalizó la compañía.
Arcor, en tanto, desvinculó a 42 trabajadores de una de sus plantas de San Luis, en la que fabrica golosinas.
“Esta planta no es ajena al contexto general de la economía y debido a la caída generalizada de consumo ha sufrido una merma importante y permanente en su nivel de actividad, con un grado de ocupación promedio por debajo de los últimos años”, indicó la compañía.
“Frente a este contexto y con fin de garantizar la continuidad de sus operaciones, esta base ha ofrecido entre otros, planes de retiro y la posibilidad de traslado a otras plantas del grupo, y actualmente se encuentra implementando un plan de adecuación de la dotación, que alcanza a 42 colaboradores de un total de 444”, prosiguió Arcor.
Esta alimenticia había anunciado a mediados de octubre que sus 2500 trabajadores debían iniciar vacaciones, de manera rotativa, debido a la alta cantidad de stocks que se acumularon en sus fábricas de Colonia Caroya, Córdoba, Villa Mercedes, en San Luis, Salto, en Buenos Aires, y Tucumán.
Tiempo atrás, cerró una fábrica de La Campagonla en San Martín, Mendoza, y mudóla producción a San Luis. Lo mismo ocurrió con una planta que la compañía tenía en Choele Choel, Río Negro, y cuya producción mudó a San Juan.
Los últimos despidos se dieron luego de las eleccoines generales que convirtieron a Alberto Fernández en presidente electo y ante la expectativa de que su gobierno convoque a un pacto social con acuerdo de precios y salarios.
Las fuentes empresarias, despojaron su decisión de lecturas políticas. “Esto es por caída de ventas, se mantuvo a la gente hasta cuando se pudo. Y las grandes empresas son la punta del iceberg; las pymes están mucho peor”, indicaron.