La historia ya era enredada por la relación amorosa entre cuñados, pero más se complicó a partir de la convivencia. Y es que ese hombre que era tío y a su vez padrastro de sus sobrinos, con los años transformó la vida de una de las niñas en una pesadilla por los constantes abusos sexuales. Los ultrajes comenzaron cuando ella tenía 8 años y recién siendo mayor de edad se animó a denunciarlo.
El caso se dio lugar en un departamento del Sur sanjuanino y no se dan precisiones ni nombres para preservar a la víctima y a su familia. El principal protagonista y supuesto victimario es un jornalero de 39 años que se encuentra preso, y que esta última semana fue procesado por el juez Alberto Benito Ortiz, titular del Primer Juzgado de Instrucción. Lo acusa de abuso sexual con acceso carnal agravado, cometido contra una menor de 18 años por el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente, en reiteradas oportunidades, señalaron fuentes judiciales. Este delito puede costarle la pena de hasta 20 años de cárcel.
El ahora acusado es hermano del padre de la víctima. Sin embargo, allá por 2003, este tío inició un romance con la madre de la niña y eso distanció a los hermanos, revelaron fuentes del caso. Luego la mujer se separó y junto a sus hijos se fueron a vivir a la casa de este hombre. Así formaron una nueva familia, en donde los sobrinos se convirtieron en hijastros del changarín.
Lo que denunció una de las hijas de mujer, que ahora tiene 18 años, fue que cuando ella tenía 8 años empezó a sufrir manoseos por parte de su tío padrastro. Estos tocamientos se hicieron continuos hasta que a poco de cumplir los 10 años comenzó a ser violada por este hombre. Según versiones judiciales, aseguró que el sujeto aprovechaba las ocasiones en que su madre salía y que sus hermanos jugaban para la llevarla a una habitación o a otra parte de la casa y someterla sexualmente.
La chica declaró en sede judicial que padeció esto hasta a los 16 años y para evitar esos ultrajes decidió abandonar su casa en 2017 para convivir con su novio. A los meses volvió por pedido de su madre, pero no dejó que su tío la tocara otra vez. Al menos por casi dos años. Y cuando creyó que su pesadilla había terminado, el hombre volvió a acosarla.
La madrugada del 13 de agosto último, la joven fue al baño y en el camino fue atacada por el hombre que quiso someterla nuevamente. No lo logró porque se resistió, pero el ataque igual provocó un quiebre en ella. A los días se lo contó a su madre, que jamás sospechó lo que sucedía, y el día 20 radicó la denuncia en la Comisaría de la Mujer.
El juez Alberto Benito Ortiz tomó testimonio a la joven, que contó su sufrimiento y dio detalles de las aberraciones que sufría. Los psicólogos señalaron que la joven no fabula ni miente en su denuncia y que muestra indicadores de haber sufrido abusos sexuales. También se recolectaron testimonios de allegados a la víctima, mientras que el acusado nunca declaró en la causa. La situación del acusado ahora se complica con su procesamiento, dado que continuará preso y próximamente la causa puede ser elevada a juicio.