Ofelia Fernández, flamante legisladora porteña, militante feminista y ex presidenta del Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini es la nueva invitada de Caja Negra, el ciclo de entrevistas de Filo.News conducido por Julio Leiva. Aborto legal, feminismo, libro en proceso, militancia, desafíos en su carrera política y mucho más en esta nota.
La Revolución de las Hijas
“Hay que entender que la historia no empieza cuando una entra”, dice Ofelia. “Por lo tanto, fue la persistencia de otras las que nos permitió a nosotras cuestionarnos algunas cosas y sobretodo reformular algunos planos de nuestra vida que otras no tuvieron la oportunidad de hacerlo”.
“Me parece que el concepto de ‘La Revolución de las Hijas’ narra y sintetiza muy bien ese cambio de época con un reconocimiento y una humildad en relación a qué proceso histórico nos llevó a nostras estar hoy paradas en donde estamos. Que es sin dudas un lugar nuevo”, agrega.
En cuanto al aborto legal, derecho largamente adeudado a las personas gestantes, exclama: “Ya se nos acabó la paciencia. Creo que hay un pulso ya este año; una urgencia y necesidad que va a marcar la cancha. Todo esto combinado con un factor clave que es la voluntad del Poder Ejecutivo Nacional”.
Destacando la predisposición de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, confiesa: “Mi sueño es que haya un empate en el senado y ella gane la votación y defina el aborto legal, seguro y gratuito”.
“Fuera del chiste, hay una voluntad que nunca se ha visto: que el propio presidente diga que va a enviar un proyecto de interrupción voluntaria del embarazo cuando sabemos la influencia que tiene eso a la hora de presentar cualquier proyecto, es un montón”, agrega.
Hay que efectivamente mostrar que no hay alternativa. El aborto tiene que ser seguro, legal y gratuito o nada
El pasado 10 de diciembre, Ofelia asumió como legisladora porteña por el Frente de Todos, espacio político que comparte con el senador José Mayans, que considera al aborto como una pena de muerte, ¿cómo vive eso?
“En este asunto en particular entran otra serie de desigualdades e injusticias que Mayans no comprende y yo sí. Y voy a pelear contra Mayans para hacer efectiva la realidad que nosotras discutimos y pensamos, que tienen que ver con los derechos mínimos y esenciales que tenemos nosotras. Lo pienso en esa clave: no creo que él pueda detenerlo porque una cosa es él y otra cosa la fuerza desmesurada que tiene el movimiento feminista y que cada vez tiene más capacidad de impregnarse y marcar la agenda política. Entonces tenga más o menos ganas alguien tendrá que golpearle la espalda cuando salga la ley de aborto y no voy a ser yo. No me interesa. No es mi amigo, ni siquiera sé si mi compañero”, explica.
Sobre su debut en la Legislatura porteña, dice: “En general no paso nervios antes de intervenir, y ahí un poco sí, porque era para mi una cosa haberme comprometido y sentir que iba a ser la garantía de una voz nueva”.
“El nivel de exposición que tengo yo que no es frecuente en ese ámbito. No quiero sonar egomaníaca, pero la repercusión que tuvo la intervención del otro día es un indicio de algo que necesitan los legisladores oficialistas hoy que es estar ocultos: estar tras las sombras para llevar adelante ciertas políticas, medidas que si las democratizás o das la discusión nadie va dejar pasar así sin más. Entonces ahí hay un factor que tiene mucha potencia. Yo tengo que saber usarlo también para hacer ruido cuando hay que hacerlo que es en muchos casos en la Ciudad de Buenos Aires”, analiza.
Ese tipo de exposición es el mismo que le genera presión constante (“Me están auditando todo el día. Quieren que me equivoque, que me mande una cagada, que cague gente y que signifique un problema para otros”) además de rumores falsos: “Lo de mi mamá fue lo más duro: inventaron que mi madre estaba involucrada en la ruta del dinero K -que por si hace falta aclararlo es una falacia. Eso fue lo más doloroso por verla a ella”.
Por otro lado, sostiene que a sus detractores no les interesa juzgarla por su trabajo, sino que lo hacen por que es “mujer, joven y cristinista”: “Estoy segura de que si fuera una legisladora del Pro de 19 años no habría ningún reproche. Pero no es solo que tengo 19 años, sino que fui presidenta del centro de estudiantes. De ahí tomé mi escuela, el peor pecado del mundo. Hay una serie de elementos de ahí que molestan: es diferente si sos joven reproduciendo lo que necesita el sistema que vos seas o si sos joven de manera irreverente y confrontativa con la norma cultural, social, política que impera en este momento. Lo mismo ser mujer. Ser mujer no es un problema para todas. Ser mujer es un problema para las feministas casi siempre. En política las que tiene de punto es a las mujeres que cuestionan una situación de opresión”.
No para ponerme en esa escala pero la única persona que se me ocurre que sufre violencia con tanta fuerza es Cristina. Incluso mucho más, porque no son trolls de Twitter. Es el sistema judicial. Es el sistema mediático. Es todo un esquema mucho mayor de violencia. Pero a nivel obsesión solo lo veo ahí y en mí
Con un temperamento inspirado en su papá y una historia de militancia que se remonta a sus primeros días dentro del colegio, Ofelia se encuentra ahora escribiendo un libro sobre el feminismo atravesado por sus vivencias y dice sentirse muy identificada con Valentín Oliva (AKA Wos) y Ángela Torres.
“Valen fue al (colegio) Mariano Acosta, que tiene una dinámica parecida al Pellegrini, son colegios politizados. Siempre ubiqué esa parte suya, desde el principio de sus batallas venía tirando esa data. Es una cuestión de empatía ya establecida. En el caso de Ángela quizá lo suyo no viene tanto de formación y crianza, pero sí en el ultimo tiempo como le pasó a muchas con el movimiento feminista que entraron a todo un universo de activismo y militancia que nunca antes habían visto. Es difícil que te pase que develar la desigualdad hombre-mujer no te devele otras. Antes de hacerme amiga de ella, Angela vinculada al aborto cantó en los Juegos Olímpicos y se puso un pañuelo. También se peleó con Feinmann antes de ser mi amiga. Cuando nos hicimos amigas compartimos esto”.
La palabra de Ofe sobre:
- El machismo de Andrés Calamaro: “Mi mamá era su fan número uno. Yo crecí escuchándolo sin parar. Ella lo militaba sin parar y de repente hace esto. Ahora lo odia. Justo yo que escuché todos tus discos Andrés, igual me parecés un pelotudo. Me da gracia que pierde una familia que alguna vez le fue devota. Es patético lo que dice. Está en un delirio. Un viaje de ayahuasca. No tiene un tweet consistente o coherente. En un tweet dice que soy una pelotuda y en otro dice que soy muy simpática y que le gustaría que vaya a su casa, lo cual es turbio. Nadie le pido ir a su casa Andrés. Es una persona que está ida. Ya en el momento que decía que rebeldía era ir en jogging a Tinelli de rock dejó de entender absolutamente todo. Así que creo que hasta entiendo más yo que él hoy por hoy”
- Amor libre: “Hay una forma de amor no libre, sino en foma de policonsumo, de megaerotización, de pérdida de sensaciones o sentimientos que tampoco es disruptiva. Ni es una alternativa total a cierto vacío existencial que nos ponen sobretodo a nosotras. Entonces tenemos que ser nosotras muy cuidadosas a la hora de pensar esas recetas de que básicamente nos mueva el deseo. No hay una receta única en ese sentido. Solo tenemos que salir de los términos de consumo que nos proponía el amor antes y el amor ahora. Pasar a una cosa más real y más genuina, en la que tampoco nos obliguemos a abrir relaciones como veo muchas veces. Pasarla mal, pero cumplir con las nuevas normas. Ni encerrarse en una demencia en la que vos perdes. He visto a amigas y amigos ser la peor versión de sí mismo por estar en esas relaciones. Encontrar un equilibrio de acuerdo a como vos formás ese vínculo”.
- Naturalización del acoso: “Todas las formas de vincularse antes del feminismo eran muy diferente. Había una naturalización del acoso. Salir a la noche con tus amigas ya era planear maneras y protocolos de escape de algunas situaciones. Vengo hablando mucho de eso. Traigo mi experiencia personal para discutirlo más políticamente todo el tema de Villa Gesell. Hay toda una dinámica muy enfermiza ahí. Era mucho volver al hotel con una amiga y decir ‘Qué mierda’. Pasabas por un pasillo y los chabones te tocaban”.
El desafío
“Ahora, el desafío es poder estar a la altura de mi expectativa y la expectativa común de una generación que tiene demandas que ponen en jaque a la agenda politica como la conocemos. El mayor de los desafíos es lograr intervenir esa agenda de política pública”, cierra Ofelia.
Hacia el final de la entrevista se abre la caja. Comienza un desafío inesperado. Semana a semana una figura se someterá al living para dialogar y reflexionar. Y vos, ¿te animá