Francisco arribó este viernes a Bagdad en la primera llegada de un Sumo Pontífice en la historia al país asiático.
El Papa Francisco aterrizó este viernes en Bagdad, punto de partida de su visita a Irak, la primera de un Sumo Pontífice al país del suroeste asiático y primer desplazamiento de Jorge Bergoglio al extranjero desde el inicio de la pandemia de coronavirus.
“Estoy contento de retomar los viajes”, dijo Francisco en el avión al salir de Roma, en tanto que al pie de la aeronave lo esperaba en Bagdad el primer ministro iraquí, Mustafah Al Kadhemi.
“Este viaje emblemático es también un deber hacia esta tierra mártir desde hace tantos años”, agregó el Papa antes de aterrizar.
El viaje tiene como lema “Todos son hermanos” y llevará al Sumo Pontífice a la capital Bagdad, donde dormirá las tres noches en el país del suroeste asiático, además de visitar la ciudad de Najaf y las ruinas de la antigua urbe sumeria de Ur, en el Sur; y los centros urbanos de Mosul, Erbil y Qaraqosh, en el Norte.
Tras recorrer 3.000 kilómetros desde Roma en un avión de Alitalia, Francisco llega a un país en el que según las estimaciones vaticanas la población cristiana no supera las 300.000 personas, sobre una población total de más de 38 millones, mientras que a inicios del Siglo XXI, hace solo 20 años, las estimaciones eran de cerca de 1.2 millones de cristianos en el país.
A la inestabilidad en el país tras la caída de Saddam Hussein, se sumó luego la ocupación de más de un cuarto del territorio nacional por parte de la milicia Estado Islámico (EI), que estableció su llamado califato allí y en la vecina Siria, y provocó el desplazamiento de miles de personas en el área.
Francisco recorrerá este domingo parte de esa región, con etapas en Erbil, capital del Kurdistán iraquí y símbolo del refugio de los cristianos y de acogida de sirios; Mosul, ícono de la reconquista del territorio tras la ocupación de EI; y Qaraqosh, considerada la ciudad cristiana más grande de Irak, en la llanura de Nínive.
En esta última, los cristianos están comenzado a volver a instalarse de manera lenta y cauta, tras los asesinatos y persecuciones sufridos durante la presencia del grupo yihadista, entre 2014 y 2017.
Un segundo eje del viaje será el puente que el Papa buscará tender con el mundo islámico, especialmente con la mayoría chíita del país, a través del encuentro que mantendrá con el gran ayatollah Ali al Sistani, de 90 años y considerado como una de las personas más influyentes del país.
Nacido en Irán pero contrario a las ideas teocráticas que en ese país niegan la separación entre Iglesia y Estado, Al Sistani recibirá a Francisco el sábado en la ciudad de Najaf, 150 kilómetros al sur de Bagdad
También el sábado, Francisco encabezará un rezo interreligioso en las ruinas de la ciudad de Ur, considerada según la interpretación más difundida de la Biblia como el lugar de origen del patriarca Abraham, unidad entre cristianos, judíos y musulmanes.
Más allá de los ejes que buscará impulsar el Papa, la visita no estará exenta de dificultades.
La pandemia obligó recientemente al Gobierno local a establecer un toque de queda nocturno durante los viernes, sábado y domingo, justamente los días en los que el Pontífice estará en el país.
Por otro lado, si bien la situación de seguridad mejoró en los últimos años con la retirada final del EI de Mosul a fines de 2017, una serie de atentados, especialmente un doble ataque que en enero dejó 32 muertos en Bagdad, obligarán al Vaticano a estar más que atentos de lo normal en esta visita.